A veces viajando en colectivo, veo pasar a la gente por la
calle, reposo mi cabeza en el vidrio del mismo, y veo como todo se pone en cámara
lenta. Y siento que los colores se destiñen. Y solo las hojas otoñales de los
arboles son las que pintan las calles de ocres matices. El tiempo retrocede, y
siento que soy un abuelo que recuerda su pasado, cuando invitaba a las damas a
bailar un tango, que recuerda como los adoquines retumbaban por el sonido del tranvía
que lo llevaba a sus trabajos.
Todas las calles se ven como San Telmo, y arrabalero es el
tiempo presente que el tango que suena en mi cabeza, me transporta al más
sublime sentimiento que un artista puede expresar al componer poesía. Y lo cura
todo, desde los sentidos apáticos, hasta el dolor que mis manos tienen. Vivir
un tiempo que nunca viví, una imagen que nunca conocí, un tango que nunca baile
y un amor que nunca bese.
Y las calles de mi querida Buenos Aires, esta allí, con su romántica
estela deslumbrante, como poesía rimbombante, el amargo deseo que despliega una
amante, al sentarse en mi mesa, deseosa de una baile, una noche de verano, por
las calles de tierra y barro...
Y luego escucho decir“chofer, parada por favor” se abren las
puertas, mientras el chofer con una sonrisa de punta a punta, corta el boleto y
guarda el cambio del que subió por adelante. Me levanto, camino hacia la parte
trasera del bondi, y le pido parada al chofer. Me bajo en Defensa y Belgrano, enfilo por Defensa hacia el fondo,
y camino por las calles, y llego a un barrio guapo y platónico.
Me siento en la mesa, me pido un café y le pago al mozo.
Camino hasta que se termine la calle, observando como un lente fotográfico como
todo es antiguo y maravilloso cuando en realidad todo esta muerto y extinto. Y siento
en mi una enorme felicidad.. ahora si me siento como en casa....
Mi realidad es otra, yo siento que no nací en este mundo,
sino en otro, en uno donde lo antiguo se vuelve arte para mis ojos, y soy un transeúnte en el sendero, de este sentimiento que muchos hoy día muertos no pueden disfrutar, caras olvidadas, miradas misteriosas, el pibe canillita de la esquina, el guapo jeringa, el malevo criminal, el cana mirando hacia el horizonte. Todos parte de la historia... y yo entre la muchedumbre.
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